Es esencial despolitizar el debate económico y hacer un acuerdo para la reactivación económica.
El elemento más problemático que enfrenta el país hoy es la polarización política, alimentada tanto por el Presidente como por los sectores más radicales de la oposición. Encuentro preocupante, sin embargo, que esta polarización también se está reflejando en el debate económico, pese a que hay evidencia de que las tendencias económicas se han mantenido relativamente aisladas de la situación política.
Es importante comenzar por el crecimiento económico. La administración actual recibió una economía claramente recalentada, tal como se reflejaba en el alto déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, pese a los altos precios del petróleo, y un elevado déficit fiscal, que incluía el del fondo de estabilización de precios de combustibles. A ello se agregaba la inflación, cuyo origen era claramente internacional.
Por este motivo era necesario hacer un ajuste, tanto fiscal como monetario. Sus resultados positivos se reflejaron en la fuerte reducción de los déficits externo y fiscal en 2023 y la tendencia a la baja de la inflación. En este último caso la reducción ha sido lenta, pero con una tendencia persistente a la baja; cabe resaltar que aún en mayo la inflación básica volvió a disminuir, al 6,1 %.
Los dos datos desafortunados fueron el lento crecimiento económico en 2023 y, sobre todo, la fuerte baja de la inversión. En el primer caso, sin embargo, las cifras del Dane indican que el peor trimestre fue el tercero del año pasado y que desde entonces ha habido tendencia a la recuperación, lenta pero clara. Así lo señaló, por lo demás, el gerente del Banco de la República en la asamblea de Asobancaria, señalando que la expectativa del Banco es de un crecimiento de 1,4 % en 2024 y 3,2 % en 2025.
Algunos analistas han hecho mucho ruido, indicando que la economía colombiana está creciendo menos que las otras de América Latina. Esto fue parcialmente cierto en 2023 (porque crecimos más que Chile y Perú), y lo será este año. Sin embargo, cuando comparamos la economía colombiana en 2024 en relación con la del año previo a la pandemia (2019), es la más dinámica entre las principales de América Latina.
Hay otros datos positivos. Quisiera resaltar en particular, que la inversión extranjera directa sigue creciendo en sectores diferentes al petróleo, que las exportaciones no tradicionales aumentaron significativamente en abril, que el sector financiero nacional sigue siendo sólido y que los márgenes de riesgo del país en los mercados financieros internacionales se han mantenido estables. Por lo demás, esto último refleja la confianza externa en las instituciones colombianas, que deben ser respetadas firmemente por el Gobierno.
Es esencial, por lo tanto, despolitizar el debate económico y hacer un acuerdo para la reactivación económica, como lo ha propuesto el presidente del Consejo Gremial Nacional. Algunos elementos deben ser una reducción un poco más rápida de la tasa de interés del Banco de la República, mantener o incluso aumentar el gasto público en sectores altamente intensivos en empleo, fomentar las exportaciones no tradicionales y, por supuesto, que el Gobierno transmita al sector privado señales de confianza. En este último sentido, es importante que analice las causas de la salida de capitales de colombianos y de la fuerte devaluación del peso en la semana que termina.
Algunas propuestas del Gobierno no son, sin embargo convenientes, en particular la baja de la tasa de tributación de las empresas (que, cabe recordar, la aumentó la reforma tributaria de 2021, no la de 2022) que no puede ser compensada en la actual coyuntura fiscal, y el anuncio de inversiones forzosas al sistema financiero. En este último caso, lo que se necesita es un buen programa de financiamiento y de garantías de crédito para los sectores que se desee impulsar, liderado por las entidades financieras del sector público (el Grupo Bicentenario) y concertado con el sector privado.
https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/la-coyuntura-economica-3352984
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